Un almuerzo horrible

Por el barranquillero promedio

Una historieta de Justo y Franco sobre comida en cafetería de grandes almacenes presagió cual sería el futuro de los barranquilleros que tuvieran que comer allí a finales de la primera década del siglo XXI. El menú de la historieta era:



¿Qué tal? No más me fui a comer hoy un corrientazo en la cafetería de un gran almacén bien cachetoso: arroz amarillito, carne en bistec, espaguetis con chorizo, papas a la francesa, sopa de pollo y gaseosa. Las dudas empezaron con la sopa de pollo: tenía demasiado pollo, y de eso tan bueno no dan tanto. Recordé entonces que en la cafetería también vendían pollo asado y que el pollo de la sopa era el que no habían vendido ayer, despojado de su respectiva piel. Paso con la sopa.

Ataco las papas a la francesa. No tengo idea todavía si son del día de ayer, pero están retostadas y nada frescas. Paso con las papas. Cuando voy a los espaguetis, recuerdo que también venden chorizos en la cafetería. ¿También estarían reciclándolos? Y para rematar la carne estaba tiesa. Mejor dicho, la sola duda me mantiene indigesto.

Algunos tips para quienes les toca almorzar afuera y no pueden llevar el almuerzo de su casa:
  • Si les gusta la sopa, pidan entonces el sancocho del día. Es más costoso, pero es del día.
  • No pidan el arroz trifásico. Debería llamarse arroz de sobrantes o arroz de lo que no se vendió en toda la semana.
  • El fricasé de pollo, el chop suey de pollo o cualquier preparación de éste que no sea frita o asada, es muy probable que sea reciclada.
  • Otra fuente de reciclaje el muy mal llamado gulash, que normalmente no tiene que ver nada con el original.

´Parafraseando a Forrest Gump: “El corrientazo del día es como una caja de chocolates; nunca sabes lo que te va a tocar.” Pero puedes intentar, digo yo.

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