Mi Legado

Cuando llegué aquí, éste era un sitio bonito, brillante y agradable. La envidia de los que sabemos. Durante mi mejor momento, el sitio paradójicamente desperdició algo más de veinte años en una inaudita involución, en los que todo lo bello, lo brillante y lo agradable se deformó. ¿Para siempre? Eso no lo sé. Lo que sabe todo el mundo ahora es de que nada se puede hacer sin componendas y trapisondas; es el imperio del " cómo voy yo ahí ", siempre en busca del "polvo grande", tal como dirían otros más "apergaminados" que yo (pero iguales a mí). Que no quepa la menor duda: si no hubiera sido yo, alguien más hubiera hecho lo mismo. Durante mi égida tutelar los de arriba aprendieron que no importaba que se supieran las travesuras, o que los juristas perdieran el tiempo armando shows mediáticos que nunca llegaban a nada; lo inadmisible sí que era que se truncaran los planes. Y los de abajo, más vale pájaro en mano, que mil promesas volando. Por eso mis ahora cot...