¿Qué tienen Steve Jobs, Julio Mario Santo Domingo y la Nena Jiménez en común?
Ni siquiera la muerte puede deshacer ya la moderna dinámica del acelerado ciclo de noticias . Antes se esperaba algún tiempo prudente y se respetaba el dolor de los deudos y de los bienquerientes; ahora gracias a los blogs, las redes sociales, los medios digitales y sobre todo, los foros del lector, ningún personaje alcanza a adquirir el rigor mortis sin que ya le recuerden con grosería y ordinariez sus errores, malas acciones o vicios. Steve Jobs no es ya un visionario, el creador de tecnologías que afectan profundamente nuestras vidas ni el forjador de un imperio de la informática, sino un tirano que no dudaba en emplear tácticas fascistas para impedir filtraciones a la prensa, que no vacilaba en maltratar de palabra y humillar a cualquiera de sus empleados, sabiéndose invulnerable. Julio Mario Santo Domingo tampoco es el empresario que alternó con el Grupo La Cueva en la época dorada de la vida intelectual Barranquillera, el dueño de un conglomerado de empresas y de una multinaci