
Estamos ya a 28 de Julio, y el fenómeno sigue siendo el mismo: los transeúntes van repasando un verso de cualquiera de las canciones del gran Joe Arroyo, sin que ninguna emisora de radio o equipo de sonido estén sonando. Así, la Barranquilla que tuvo que seguir trabajando y no se pudo presentar al
sepelio, expresa su duelo por la partida del "Rey del Carnaval", "Cueroduro" o "El Súper Joe", como también se le conocía.
Es unánime el concepto de que no ha habido una despedida igual a la del Joe. Similares, pero no iguales. Fabio Poveda y Rafael Orozco pueden dar fe de ello. Las emisoras de radio, los comercios del centro, La Troja y los dolientes barranquilleros en general no pararon de sonar todas las canciones del Joe, incluso las de la época de "La Protesta" y el "Supercombo Los Diamantes". Llevo años tratando de conseguirlas y ahora me llegó el rumor de que los coleccionistas no querrán entregar una copia de ellas por menos del equivalente a 25 dólares.
Sí el Joe será para Barranquilla un valioso tesoro.
Y estoy de acuerdo con Flash, porque una estación de Transmetro no es suficiente. Mi sugerencia personal es la de un moderno coliseo cubierto bien adulto, que lleve su nombre y una estatua o busto de bronce suyo a la entrada, y que allí se celebren los festivales de orquestas del carnaval.
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