Gabinetología, esa práctica detestable.

Pero de la misma manera que no podía ser para siempre el trámite de pasaportes en horas (ahora se tira el trámite unos ocho días hábiles), pues aquella época dorada no podía aguantar al regresar la crema y nata bogotana al poder. Y como para darle más gusto a quienes tienen que derrochar ríos de tinta y torrentes de píxeles, tenemos el añadido de los ministerios resucitados (Ambiente, Salud y Justicia).

Es que es una práctica arraigada en el inconsciente colectivo colombiano y si creen que no causaba molestias para quienes se veían arrastrados por semejante disciplina, que lea también "El Coronel No Tiene Quien le Escriba", donde le explicarán como los cambios en los ministerios y las demás corporaciones públicas eran la forma principal en que se manifestaba la desidia gubernamental que dilataba y enredaba el trámite y pago de las pensiones de los veteranos de la guerra civil, una burla cruel, una puntilla a la ingenuidad de quienes más que gobernados, eran ignorados desde la remota capital.
No importan los halagos que el gobierno reciba de la prensa extranjera y nacional (que parece haber convenientemente olvidado el por qué Juan Manuel Santos en vez de ser elegido presidente debía responder política y penalmente por los "falsos positivos", de los cuales ya muy poco se sabe), la sensación de retroceso es innegable.

Por lo que muy poco me importa quien ocupe la cartera de lo que sea. Es sólo un movimiento burocrático para satisfacer apetitos políticos.
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