Para eso ya estan los bloggers (Piedad Cordoba y Alvaro Uribe, alas del mismo pájaro)

Me ha llamado poderosamente la atención el manejo mediático y de opinión pública que se le ha dado a los últimos acontecimientos. Veamos:

Se dice que la exitosa Operación Sodoma demostró con creces que Álvaro Uribe Vélez no es indispensable para que la política de seguridad democrática tenga continuidad y éxito, pero al mismo tiempo se dice también que debido a la destitución de Piedad Córdoba de su cargo de senadora de la República e inhabilitación para cargos públicos por 18 años, virtualmente no habrá más liberaciones de secuestrados ni intercambio humanitario.

Si la política de seguridad democrática no debe depender de una sola persona, un eventual acuerdo humanitario tampoco debería depender de las gestiones de un solo individuo, y menos por la peregrina razón de que sólo éste conozca muy bien a la insurgencia. Los acuerdos de paz se pactan con los enemigos, y los intermediarios, si los hay, deberían ganarse confianza de todos los bandos enfrentados; porque para desconfianzas, para eso ya están los bloggers.

A Álvaro Uribe, sin ninguna fórmula de juicio por cierto (no ha sido llamado a ninguno), se le intenta sacar a sombrerazos de la cátedra que le ofrecieron en Georgetown. Una espectacular petición firmada por intelectuales, entre ellos Noah Chomsky, aduce principios éticos y morales que son ignorados al mantener a alguien señalado (no acusado ni procesado – todavía –) de fundar grupos paramilitares, de ejercer el poder en forma autoritaria y de pasar encima de los pobres y de la ley. Es sin duda reconfortante ver a Chomsky (para variar), denunciando enérgicamente a un tirano en vez de defenderlo, como a Chávez, Saddam Hussein y Kim Jong Il; porque si no hubiera querido hacerlo, para eso ya están los bloggers.

¡Qué va! Tratándose de Chomsky, el gran error de Uribe fue alinearse con Bush y los Estados Unidos en vez de criticarlo con vocinglería grandilocuente, no el haber perpetrado las atrocidades de que le acusa. Siendo así, un veto del hipócrita de Chomsky viene a ser una “credencial de honor”. Lo que quiere decir, es que los intelectuales pueden equivocarse, y en masa. Ser lingüista o neurocirujano o físico nuclear no te convierte automáticamente en autoridad para opinar indiscriminadamente sobre todo lo demás; porque para eso ya están los bloggers.

A Piedad Córdoba, sin ninguna fórmula de juicio por cierto (no ha sido llamada a ninguno), el Procurador General de la Nación le destituyó de su cargo de Senadora. No ha habido juicio a pesar de que la Corte Suprema de Justicia ha tenido las mismas pruebas que la Procuraduría por más de un año. Sin duda alguna debe ser por el sesgo del Procurador. No es como en el caso de Sabas Pretelt, porque la Corte Suprema lo destituyó y llamó a juicio, mientras que el Procurador, que tenía las mismas pruebas, lo absolvió. Lo que quiere decir, es que los juristas pueden equivocarse, y en masa. Ser Procurador o Magistrado automáticamente no te exime de cometer errores o de fallar, más bien prevaricar; porque para equivocarse en juzgar a las personas, para eso ya están los bloggers.

Y haber prevaricado antes, no significa que se tenga que prevaricar una vez más para mantener un “derecho a la igualdad”, como alguien dio a entender, pero con otras palabras: si el Procurador había absuelto a otros, debía absolver de la misma forma a Piedad.

¡Qué va! Tratándose de Alejandro Ordóñez, el error de Piedad es el de dar declaraciones tremendísticas con regularidad, junto con sus más extremas posiciones políticas, y su falta de tacto, lo que ha logrado que su caso en contra del Procurador encuentre cierta resistencia inesperada. Porque Ordóñez sabe que la gente que profesa su fe en voz muy alta suele encontrar mucha resistencia entre nuestra intelligentsia bienpensante, la cual considera que un funcionario público militante, quiero decir devoto, no puede ser por definición un buen funcionario, y por lo tanto tiene que ser visto con desconfianza. Para nada contó el aura de marrullería que le rodeaba desde antes de ser elegido, que desdecía de un verdadero creyente, y que no impidió que personajes destacados de la oposición, entre ellos un vertical Senador Gustavo Petro, votaran por él y terminaran eligiéndolo; porque para inconsistencias ideológicas, para eso ya están los bloggers.

Algunos quisieran ver a Piedad Córdoba bien lejos de Colombia (cual Ingrid Betancourt), y que nadie volviera a saber de ella nunca más. No hay que ser un agudo analista para darse cuenta que Piedad hace más daño cuando está fuera del país: dice lo que dice y hace lo que hace, aprovechándose de la visión romántica que algunos sectores en Europa y Estados Unidos tienen de la guerrilla (y de cierta izquierda latinoamericana). De ser así las cosas, mejor y más práctico que se quede aquí. Al mismo tiempo, algunos quisieran ver que Álvaro Uribe permaneciera dentro de Colombia, virtualmente como un paria (una especie de sanción moral). No hay que ser un agudo analista para darse cuenta que el vaivén de la política cambia cuando el ex presidente está en Colombia: dice lo que dice y hace lo que hace, y mientras tanto, la legislación más crucial de Santos, las reformas a las que tanto le ha apostado, y que interesantemente contienen buena parte de las demandas de la izquierda legal e ilegal, apenas empiezan a hacer su tránsito por el congreso. Uribe tiene un fuerte ascendente sobre buena parte de la opinión pública, de la prensa y la clase política. De ser así las cosas, mejor y más práctico que se quedara en su sinecura de Georgetown, pero ya es demasiado tarde. Gracias, Chomsky y compañía; porque para errores de cálculo, para eso ya están los bloggers.

Parafraseando al Arcipreste de Hita, en este mundo cruel, nada es verdad o mentira, todo es del color con el sesgo ideológico con que se mira. Alvarito y Piedad, de un pájaro las dos alas.
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