¡Que viva el sindicalismo y que se friegue el INPEC!

Una de las entidades poco apetecidas por los aspirantes a burócratas es sin duda el INPEC. No importa si su hoja de vida es buena, regular o mala, de la dirección del INPEC se sale quemado. Administrar las cárceles y con ellas la vida de 85.000 colombianos es en este momento una auténtica pesadilla. Y el sistema se encarga de hacinar aun más las cárceles persiguiendo a drogadictos antes que a atracadores y a homicidas.

Para remate, la novia fea de la administración pública tiene otro problemilla adicional: 34 sindicatos. Sí señor, así como suena, 34 sindicatos. Mientras que algunos sindicatos aspiran a unificarse en sindicato de industria, los guardianes del INPEC hacen lo mismo que hicieron los reguladores de Metrotránsito en el Departamento del Atlántico: más sindicatos significan más fueros sindicales, más permisos sindicales y más prebendas sindicales. La otra cara de la moneda de la marrullería sindical es simplemente la de una entidad ingobernable. No es aterrador que haya casi 9.000 investigaciones disciplinarias abiertas a los guardianes de prisiones. Lo aterrador es que no haya aún más con el terrible desorden que impera en el sistema penitenciario, y que sólo beneficia a los delincuentes de carrera, al crimen organizado, a la guerrilla, a los paramilitares...


... y a los sindicalistas.

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