Deconstruyendo el "Escándalo Bolillo"




Vos sí me comprendés, ¿verdad, mi Pacho?
Por Marc Ipsula

Por un lado es un gusto estar de nuevo aquí con Ustedes, por otro lado es desagradable la forma en que muchos foristas y tuiteros tratan de justificar a Hernán Darío Gómez alias "Bolillo", o incluso de restarle relevancia a lo sucedido, esencialmente reconocido mediante comunicado por el mismo perpetrador: que a última hora del sábado 6 y primeras horas del domingo 7 de Agosto, éste departía con una mujer de la que sólo se conoce el nombre (Isa) en un bar salsero llamado "Bembé"; que al salir los dos del negocio se produjo un altercado entre ellos, y que, sintiéndose "ofendido", en forma despreciable golpeó dos veces a la mujer.

Aquí me encargaré de analizar cada pero con el que algunos cibernautas pretenden adornar una realidad inevitablemente grotesca.



¿El fin de la carrera del "Bolillo"?

1. La mujer lo provocó: Sorry, pero el hecho de que Isa le haya soltado una andanada de improperios, no justifica ni legal ni moralmente la despreciable reacción del director técnico de la selección colombiana de fútbol.

2. Es un embeleco de los bogotanos y todo porque "Bolillo" es paisa: ¡Dejen el regionalismo en paz! Es ingenuo (en el mejor de los casos) o pérfido (en el peor), pretender que se trata de otro capítulo más del "Desafío: La Lucha de las Regiones." El arroparse bajo la bandera de una región para tratar de justificar lo injustificable, es tan cobarde como la bajeza del "Bolillo".

3. Es un escándalo inflado: Como corolario de lo anterior, se trata de un escándalo nacional, que fue creciendo en los medios de comunicación y las redes sociales a la par. Algunos aluden a que en este país suceden cosas más graves y nadie se inmuta. Por esta vez, quienes se indignan y han hecho sentir su voz lo hacen como deberían hacerlo. La violencia contra las mujeres es un tema usualmente ignorado, y ésta es la ocasión perfecta para sentar un precedente de cero tolerancia para la violencia de género.

4. El "proceso" de la selección quedaría trunco: Como si esto fuera una razón de peso para volverse "pragmático" y olvidarse del asunto. Hernán Darío Gómez ni es el único técnico ni es el mejor tampoco. Si bien la Federación Colombiana de Fútbol es tacaña y chichipata como para contratar a un técnico extranjero, es aun más timorata para actuar con decisión ejemplarizante.

5. Las congresistas colombianas están buscando pantalla a costillas del "Bolillo": Lo dicho, este es el momento y la ocasión para hacerlo. Pretender olvidarse del asunto es neglientemente criminal.

6. Eso del ámbito privado del "Bolillo": Los desafueros de la vida privada de las figuras públicas, tienen consecuencias públicas. La imagen pública de Hernán Darío Gómez (un activo que siempre descuidó por cultivar su imagen de "frentero", que en realidad era la de un patán), ha quedado permanentemente dañada y manchada. Ni poniéndose al frente de una campaña en contra de la violencia de género restauraría su credibilidad. Esa mala reputación terminará por contaminar a quienes no tomen distancia oportunamente exigiendo su renuncia: patrocinadores, directivos, jugadores.

Ya lo han dicho muchos y yo lo reitero: No es posible que se castigue la matanza a patadas de una lechuza con mayor rigor que el maltrato de una mujer.


 
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