Restricción a las armas en Bogotá: Cuáles son las prioridades?

Gustavo Petro se posesionó como alcalde de Bogotá el 1º de Enero de 2012, y decidió tomar numerosas acciones de corte simbólico para indicar el talante de la nueva administración: la mitad de los miembros de su gabinete son mujeres (gobierno incluyente), la remoción del cuadro de Gonzalo Jiménez de Quesada (fundador de la capital) para reemplazarlo por el de Simón Bolívar (chavismo), veto del patrocinio distrital a las corridas de toros (Peta) y la cerrera determinación de prohibir el porte de armas en Bogotá.

La semana pasada en La Luciérnaga, Don Hernán Peláez comentó brevemente que le habían informado que el número de armas legales en Bogotá era de 250.000 (una friolera, sin duda). Pero que prohibir el porte de las armas legales (amén de los conflictos regulatorios que no ha tenido en cuenta el alcalde), no soluciona el problema de las armas ilegales que seguirían circulando en la capital del país: unas 834.000 (de repente las 250.000 no parecen tantas).

Gustavo Petro ha tomado deliberadamente el proverbial rábano por las hojas. En su fuero interno debería saber que prohibir el porte de las armas legales no solucionará el problema de la inseguridad, que congraciarse con los antitaurinos no solucionará los problemas del tráfico de vehículos (la movilidad es una palabreja pendeja) y que la equidad de género, aunque deseable, no soluciona por sí misma las secuelas de la corrupción y el desgreño administrativo de la administración anterior.

Hubiera sido mucho más espectacular anunciar y poner en práctica las medidas que solucionen la crisis de la capital, que nuevamente perdió su rumbo. Los capitalinos sabrían agradecérselo enseguida. En vez de eso, Petro se empecina en hacer un gobierno "políticamente correcto", o "culturalmente marxista." Progresista.


Fue eso lo que eligieron los bogotanos?
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