Post No. 50: No al ecoterrorismo: Al Gore y James Cameron a la CPI

Por Paul Maršić (invitado especial)

Hoy celebramos nuestro post número 50, y qué mejor manera de celebrar que al estilo de Tijera Press: a contracorriente de lo que el discurso conocido nos brinda. Hoy denunciamos...

Una forma de mantenerse consecuente es denunciando el terrorismo en todas sus formas. Nada lo justifica. Ejemplo: una cosa es protestar una decisión de mantener las corridas de toros, y otra es irrumpir agrediendo a quienes las están observando. De la misma forma, cualquier práctica terrorista, sea de derecha o izquierda, debe ser condenada enérgicamente, nunca justificada.
En este orden de ideas mi denuncia y mi deseo es el de que se lleve a la Corte Penal Internacional a Albert Gore y a James Cameron para responder por cargos de incitar y patrocinar el llamado eco terrorismo. Mediante el documental con información completamente amañada "Una verdad incómoda", Gore se hizo fraudulentamente a un Oscar y a un igualmente ideológicamente cargado Premio Nobel, sin haberse molestado todavía en rectificar, a pesar de que se le ha señalado con claridad en qué puntos actuó con menos que buena fe.
James Cameron, por su parte, ebrio de victoria al ser el único director con dos películas cuyo recaudo supera los mil millones de dólares cada una, concedió una entrevista en la que se mostraba de acuerdo en que "Avatar", su última película de apología ecologista, era el "instrumento perfecto para reclutar ecoterroristas".

Haciéndose sus voluntades, James Jay Lee irrumpió forrado en explosivos ayer en las oficinas del Discovery Channel en Maryland, Estados Unidos; en un edificio con guardería incluida, y exigiendo que la programación fuera más a su gusto, es decir más radicalmente ecologista. Recuerden que el desprecio por la vida humana es una constante del terrorismo: todos somos fichas, que podemos ser obstáculos a remover en nombre de la gran meta. Cameron y Gore: es hora de rectificar sus afirmaciones, antes de que sangre inocente sea derramada por sus imprecisiones, afirmaciones mentirosas e incitaciones al delito. El fin no justifica los medios, son los medios lo que justifica al fin.

Lee fue abatido sin que su deseo se cumpliera, pero falta ver cuántos émulos más estarán dispuestos a inmolarse por una mentira que nos empieza a incomodar.