Hitch, experto en polemizar

Por Paul Maršić

De verdad que este podría ser un buen epitafio para Christopher Hitchens, o al menos un buen bosquejo, pues esto define con gran precisión la gran pasión de su vida y su gran fortaleza: debatir. Un profesional del podio, con capacidad infinita para argumentar, conducir y moldear una conversación, se dice que un almuerzo con Hitchens podía durar cinco horas y en él nunca comía, sólo fumaba, bebía ponderaba y pontificaba; práctica consuetudinaria que lo llevó a su estado terminal de salud actual.

Es imposible que dos personas coincidan en todos sus puntos de vista. Repito, es imposible. No por nada me he impuesto entonces en el ejercicio de mi tarea de editor en jefe de este blog de miércoles la tarea de reunir una lista tan ecléctica como sea posible de blogs, no para que el mundo sepa qué mente tan abierta tengo yo, sino porque hay cosas en las que coincido en cada uno. Pueden ser muchas o muy pocas. Lo mismo pasa adentro del blog: April Camus nada más mueve la cabeza y Dr. sipmac se la pasa echando pullas acerca de cual barbaridad es la que va a publicar ahora el extremista Paul. La Corporación Rand le reblandeció seguramente el cerebro al viejo ése. El Agente P estuvo muy reticente de mi participación en el post número 50 de Tijera Press y el tipo que se hace llamar barranquillero promedio no quiere que "meta mis narices en su blog".
Todo esto para mencionar que todos los desacuerdos que tengo con alguien que no conozco en lo más mínimo, como puede ser Christopher Hitchens, son la cosa más normal del mundo. No sé cuanto tiempo el Sr. Gaviria de El Espectador lleva siguiendo a Hitchens, pero yo lo leía en Slate cuando éste todavía pertenecía a Microsoft y el Washington Post no había clavado sus garras en él.

El británico era la voz disidente del magazín, porque defendía a capa y espada la invasión de Iraq y el derrocamiento de Saddam Hussein. Es decir, estaba con Bush. Mientras otros esgrimían el demagógico "disentimiento patriótico", Hitchens ponía los puntos sobre las íes: Hussein era un tirano que merecía ser depuesto, Uday y Qusay eran tan sociópatas como el papá, reprimían los tres de forma pavorosa y atroz a todas las etnias que componían la nación iraquí, en especial a los kurdos (reprimidos también en Turquía), cosa que el polemista no podía dejar pasar. Nadie que haya visto el video en la sesión del congreso en que Hussein se toma el poder puede dudar que lo de él era el régimen del terror. ¿Qué por qué lo dejaron encaramarse? Bueno, la situación especialmente atroz del oriente medio se puede explicar con tres palabras, no con una (como algunos creen): James Earl Carter. Su administración (o falta de administración), permitió el ascenso de los ayatolas en Irán, y Hussein se convirtió en una especie de mal menor frente a lo que representaba (y representa) el fundamentalismo islámico, el cual nuestro escritor de marras prefiere denominar, a despecho de quienes prefieren lo políticamente correcto, islamofascismo.

ahí no para nuestro intrépido hombre. Siempre ha tenido por costumbre visitar, cada cierto tiempo, uno de los países considerados peligrosos: Corea del Norte, lo que se considera el Kurdistán (tiene especial debilidad por los kurdos), y Colombia, entre otros. A despecho de su pasado troskista, lo que encontró aquí fue bueno. Sí, así como lo leen, no se puso a atacar a Uribe y a sus partidarios, más bien todo lo contrario.

Hablando de troskismo, fue su hermano Peter, paradójicamente en el extremo opuesto de muchas de sus convicciones (algo más frecuente entre hermanos de lo que se cree) quien lo puso en un aprieto al insinuar su pecado de lesa majestad británica cuando reveló que en alguna vez dijo que "no le importaba si el Ejército Rojo llegaba alguna vez a abrevar sus caballos en Hendon." Demoraron algún tiempo en hacer las paces. Y es que durante mucho tiempo, lo de Christopher fue la izquierda. Lo de Iraq representó el cambio de rumbo, aunque de su anterior etapa política quedaron resabios como los de sus bien declaradas y conocidas animadversiones contra Reagan y Kissinger, por citar apenas dos.

¿Y de la religión? Bueno, eso es bien conocido, al punto de que lo que las noticias prefieren registrar en estos días, aparte de su enfermedad, es el de su ateísmo militante (y vociferante). Recuerdo cuando leí su "Inmoralidad de los Diez Mandamientos", un análisis mordaz y brillante o demasiada mala leche, o algo en la mitad, decida Usted. Y sus catilinarias en contra de la Madre Teresa, Juan Pablo II, la circunsición ritual judía o la navidad, por citar apenas cuatro.
Me late que la intelligentsia de la prensa globalizada (palabra muy en boga en estos días en el blog), no quiere perdonar su postura en Iraq, le es indiferente su eruidición y afición a George Orwell, pero para ésta no deja de ser deliciosa su postura antirreligiosa. Lo que me obliga a recordar a todos el gran debate que hizo con Al Sharpton, que sacó (¡por fin!) lo mejor de un demagogo dispuesto a gritar ¡racismo! sin analizar realmente las situaciones y a jugar con la carta racial sin medir las consecuencias. Por una vez, Sharpton pareció un reverendo de verdad y no el demagogo agitador de todos los días.

Gracias, Hitchens.

En fin, lo que para unos puede ser su faceta más incendiaria e irresponsable, para otros puede ser la faceta más laudable de su inquietante carrera de polemista y contradictor. En la anterior frase, ¿dónde acomodaría Usted lo de Iraq y dónde su ateísmo?

Sr. Hitchens, mis mejores deseos para Usted y Dios permita que se mejore.

Como un mea culpa, de algo que durante años no me percaté, hoy vinculo con mucho gusto a Hitchensweb en mi lista de blogs.
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