Por qué no toman a los costeños en serio


Ya se deben saber la mayor parte del libreto... ¡No! Si lo supieran, ya estaríamos buscando (o habríamos encontrado) una solución. Para nadie que viva en la costa es un misterio que las noticias (que no tienen que ver con orden público o desastres naturales y de los otros) que se muestran de ella en los medios nacionales están básicamente circunscritas a dos temas:

1. Corrupción (nuestros niveles de corrupción son emblemáticos).
2. Lo insólito de la costa.

Si en algo falla nuestra educación es que ninguno de los que venden su voto por ron + pastel de cerdo y pollo + $ 50.000, ni nuestra querida prensa, ni ninguno de nosotros a la larga se ha puesto a establecer una relación entre el beneficio inmediato que representa la corruptela del proceso electoral y los peculados y prevaricatos posteriores. En otras palabras: es mucho más lo que se roban que lo que nuestros politiqueros que lo que nos "regalan" el día de las elecciones.
No es que no podamos escandalizarnos: Ingrid Betancourt nos demostró que sí nos podemos indignar, y que nuestra indignación puede hacer una diferencia. Mientras tanto, ¿por qué no nos
indigna lo de Campo Alegre? Por muy bien que lo haya hecho Alex Char como alcalde (y últimamente da la sensación de que se está quedando), él no puede (o no debería) escudarse en el distrito. Ciento sesenta familias de ese sector están tan desprotegidas como las de cualquier sector subnormal de la ciudad.

Ya que estamos en esas ¿Por qué no nos indigna el manejo que se le ha dado a todo el asunto vial de Barranquilla? No es posible que una empresa que maneja en concesión la malla vial de Barranquilla tenga una existencia tan opaca para los habitantes de esta ciudad. Para que tengan una idea de lo que me refiero, hagan este ejercicio: googleen "el barranquillero promedio". Les dará unos 18.100 resultados. Ahora, hagan lo mismo con Valorcon: ¡3.010 resultados! Que conste: El barranquillero promedio no maneja desde el año 2000 unos 220.000 millones de pesos, Valorcon sí.

Claro está que meterse en este tema da miedo, y mucho: ¿quien recuerda el nombre de la columnista de prensa que en su momento demandó a todos los senadores del Atlántico por amenazas de muerte recibida? Y en su momento ella lo dijo: a los politiqueros de la región no les da ni frío ni calor que los denuncien, lo que les molesta bastante es que le dañen sus "negocios".

Nuestra incapacidad, indolencia o impotencia para afrontar la corrupción endémica de la región, la misma que mantiene en estado de pobreza africana a buena parte de los pueblos, aun con ingresos multimillonarios de regalías, es el consuelo de tontos de las otras regiones del país.
Podrán tener todos los problemas de orden público que quieran, pero nunca experimentarán el atraso y el desgreño que se vive acá. O eso creen.

Añádanle a eso la secuela indeseable del realismo mágico: la gran cantidad de noticias insólitas que nunca dejan de figurar en la prensa nacional. Y que nosotros alentamos. Y que si no las hay, entonces disfrazamos las que tenemos. Y si al público de acá no le gustara ese folclorismo exagerado, ese tropicalismo, hasta tendríamos como reclamar el manejo de las noticias a los medios nacionales como cualquier otra minoría. O si no, que lo digan las trabajadoras sexuales y los habitantes de la calle, cuya realidad sigue siendo la misma, excepto que les tratan con más dignidad en la prensa.

Acepto sugerencias para que podamos salir de la influencia de este binomio de lata. El respeto tenemos que ganárnoslo de todos modos.


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