El paso de la era Uribe a la era Santos no va muy bien

En todo caso, las noticias ya son de público conocimiento. Ustedes sabrán, que no bien Santos ganó la segunda vuelta, los columnistas de prensa que antes no podían pasarlo ni con café con leche, ahora encuentran cierto placer perverso en buscar fisuras entre la alianza Uribe-Santos. Y es que a Uribe los

Por otro lado, ahora las farc decidieron que ahora sí tenían interlocutor válido, y decidieron dejar de irrespetar hablando con el dueño del circo y no con los payasos, como venían haciendo desde hace rato al aceptar como interlocutor a "Colombianos por la Paz". Se dice que cada vez que empezaba un gobierno, este grupo armado ilegal hacía la misma oferta con casi las mismas exigencias, donde ellos pedían todo a cambio de nada, es decir, apenas una sentadita a conversar sobre lo demás (no quedaba nada que se pudiera considerar lo demás). Sólo que durante la era

Por la misma razón le quedó difícil, muy difícil a Santos normalizar relaciones con Venezuela sin antes arreglar el asuntito insignificante ése de la presencia guerrillera en territorio nominalmente bajo control del ejército y la guardia nacional venezolana. En este caso Uribe supo dejar todo atado y bien atado. La parte de la opinión pública colombiana que es y seguirá siendo uribista a pesar de todo, no dejará pasar por alto nada de esto.
En estos días ha causado revuelo el hecho de que el presidente saliente haya escogido una de las casas fiscales de la policía como residencia a partir del 7 de Agosto en la noche; y a simple vista no tiene lógica. ¿Acaso éste no fue el gobierno de la seguridad democrática y la confianza inversionista? Bueno, yo acá desde la cocina, pienso que Uribe es un premio muy jugoso y simbólico no sólo para la guerrilla sino para cualquiera que quiera llevárelo como premio a él y a su familia. Una vez considerando esto, lo de irse a vivir con los oficiales de la policía adquiere pleno sentido. El juego de tumbar al número 1, al 2 y al 3 de cualquier jerarquía es un juego que puede jugar cualquiera, las farc incluídas.
La sensación de déjà vu no podría ser completa sin la gabinetología, ese pasatiempo estúpido que ha derramado ríos de tinta en periódicos y galones de baba delante de los micrófonos y las cámaras. Que si fulanito es cuota de mengano y de la región tal y que si perencejo entra a título personal o del partido más cual. Esta babosada de ver como un gabinete de ministros representa milimétricamente (odio que esta palabra aparezca en política) las aspiraciones de la coalición gobernante, es lo que me está haciendo perder las esperanzas de que nos quedamos con lo mejor para seguir mejorando, y que lo peor ya quedó atrás.

Bienvenidos al pasado.
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