Si nos ardió lo de Ingrid Betancourt, debe empezar a ardernos esto también


Como cualquier otro costeño, estoy cansado de los estereotipos y de los insultos velados que nos endilgan los cachacos. Pero el problema es que nosotros tampoco nos ayudamos de a mucho. Hoy Deyana Acosta Madiedo nos recuerda en El Heraldo, que la cruz de corrupción y la imagen de indolentes ante la corrupción no es ningún estereotipo, es algo muy real.
En estos días, en el programa especial de RCN Televisión sobre contratación estatal, se reconocía a Valorcon S.A. como la gran contratista de la Costa Caribe. La empresa es propiedad de los hermanos del senador Roberto Gerlein, quien en las últimas elecciones obtuvo la cuarta votación más alta del Partido Conservador. Con su investigación, RCN evidenció la conexión entre contratación y política local, resaltando cómo en Barranquilla, ciudad natal de los Gerlein, esta firma participa en la unión temporal a la que le fue adjudicada en el año 2000 y durante 20 años, la concesión de malla vial financiada con recursos de sobretasa a la gasolina, valorados en unos 220 mil millones de pesos.
Para que le quede el coco ardiendo a cualquiera. No por nada tenemos las calle que tenemos, listas para dañarse desde el momento en que las "reparan". Y no por nada tenemos el Transmetro añuñío tampoco. De verdad es digna de leerse esta columa y de rastrearse todos los editoriales y documentos.

Y dénse cuenta de una vez: si fuimos capaces de no aguantarnos la agalludez de Ingrid Betancourt, no tenemos por qué aguantarnos más esto.

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