El extraño mundo de Ingrid Betancourt

Ya sabemos de sobra a estas horas de la vida de la última travesura de Doña Ingrid Betancourt. Recientemente ha venido a recapacitar de lo mal que procedió en todo este épico desaguisado, pero sigue cavando hondo en ese agujero al mismo tiempo. ¿Que no resaltar de todo esto?
1. La intención de demandar al estado colombiano, para que todos los contribuyentes de este país (los cuales somos todos los colombianos, gracias a que pagamos IVA) le resarciéramos de todo lo sufrido en sus seis años de cautiverio. Que no me vengan con pamemas; la conciliación era un mero trámite, porque el gobierno no iba a aceptar se iban con todo y a la yugular del presupuesto.
2. El rechazo casi unánime del pueblo colombiano, el cual se reflejó como nunca en la internet. Dicen que la portada de semana, la cual inicia este rant, fue el último clavo del ataúd de sus pretensiones.
3. Ahora, en vez de reconocer de frente que la embarró, sale con el cuento que no es así, que le estaba haciendo el "favorcito" de abrirle la tronera a otros ex secuestrados para que también demandaran. Que ya se le iban a vencer los términos para conciliar y/o demandar. Me gustaría que hubiera dicho a quienes le estaba haciendo el favorcito .
4. Hemos tenido una sobredosis de "Revivamos Nuestra Historia ", muy beneficiosa por cierto. Gracias a ella, no queda la menor duda de que Ingrid Betancourt se metió en la boca del lobo voluntaria y porfiadamente; confiando en que si la llegaban a secuestrar, sería por unos tres díitas, regresaría con algún comunicado de las farc, lo que dispararía su popularidad con vista a su campaña presidencial, y que tendría munición adicional contra el gobierno de Andrés Pastrana, relatando a su regreso lo muy mal que el gobierno la había tratado, y lo muy poco que a éste le habría importado su seguridad. Calculó muy mal, por supuesto. Y de paso, se llevó por delante a su fórmula vicedpresidencia, Clara Rojas. Y digámoslo de frente, fueron seis años de miseria que perfectamente se podría haber evitado, de no ser por ese síndrome de Juana de Arco que tiene la ex candidata presidencial. Y que conste: hay dos momentos que siempré recordé bien de Ingrid: el de su debate en Foncolpuertos, uno de los mejores que ví, y el de la foto que le tomaron en la selva, en plena desesperanza.

Los colombianos habían olvidado todo esto, en solidaridad con su sufrimiento. Luego marcharon por su libertad y finalmente se regocijaron por su rescate. Con una vanidad, egocentrismo y desconsideración que no conocen límites, Ingrid le dio una patada a los sentimientos de un pueblo, muy similar a la que le dio a su marido.
Dan ganas de preguntarse en qué mundo vive Ingrid Betancourt...


Advertencia: recomiendo escuchar las declaraciones de los últimos días en Radio Caracol, tan jugosos los unos como los otros. No se los pierdan.

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