El extraño mundo de Ingrid Betancourt

1. La intención de demandar al estado colombiano, para que todos los contribuyentes de este país (los cuales somos todos los colombianos, gracias a que pagamos IVA) le resarciéramos de todo lo sufrido en sus seis años de cautiverio. Que no me vengan con pamemas; la conciliación era un mero trámite, porque el gobierno no iba a aceptar se iban con todo y a la yugular del presupuesto.
2. El rechazo casi unánime del pueblo colombiano, el cual se reflejó como nunca en la internet. Dicen que la portada de semana, la cual inicia este rant, fue el último clavo del ataúd de sus pretensiones.
3. Ahora, en vez de reconocer de frente que la embarró, sale con el cuento que no es así, que le estaba haciendo el "favorcito" de abrirle la tronera a otros ex secuestrados para que también demandaran. Que ya se le iban a vencer los términos para conciliar y/o demandar. Me gustaría que hubiera dicho a quienes le estaba haciendo el favorcito .

Los colombianos habían olvidado todo esto, en solidaridad con su sufrimiento. Luego marcharon por su libertad y finalmente se regocijaron por su rescate. Con una vanidad, egocentrismo y desconsideración que no conocen límites, Ingrid le dio una patada a los sentimientos de un pueblo, muy similar a la que le dio a su marido.
Dan ganas de preguntarse en qué mundo vive Ingrid Betancourt...
Advertencia: recomiendo escuchar las declaraciones de los últimos días en Radio Caracol, tan jugosos los unos como los otros. No se los pierdan.
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