Ciberguerra: la nueva y eterna guerra fría

Nota de April Camus: Dr. sipmac es el consultor militar y estratégico de the sipmac ensemble, a quien se le pidió un reporte en primera persona a propósito de los últimos acontecimientos que "estremecen" al globo. Sin más preámbulos:

Gracias al Proyecto Venona se abrió una pequeña e inesperada ventana que permitió ver como operaban los Soviets durante la segunda guerra mundial. Si los esposos Julius y Ethel Rosemberg fueron condenados por espionaje bajo un manto de duda, fue debido a que el gobierno estadounidense no podía admitir abiertamente la existencia de Venona, lo que hubiera dado más ventaja a la Unión Soviética durante la guerra fría.

No más secretos. Era la premisa sobre la que se fundaba la trama de Sneakers, una película plagada de estrellas, entre ellas nada más y nada menos que Sidney Poitier, Robert Redford y Ben Kingsley. Tampoco me sorprendería que ésta sea una de las películas favoritas de Julian Assange, el ya omnipresente fundador de Wikileaks, ya que la filosofía del website es precisamente la de "No más secretos." En la película, unos consultores de seguridad se ven envueltos en una intriga mayor de espionaje, justo al gusto de Assange, quien ha estado publicando correspondencia y documentos filtrados, acerca de la Guerra de Irak y del Departamento de Estado, entre sus golpes más espectaculares.

El efecto es el de conmoción total. Nunca se había visto nada de este tamaño. Venona fue un episodio secreto de la Guerra Fría. Wikileaks está al alcance de quien quiera buscar, y el efecto psicológico es de tal magnitud, que al ser acosado Assange en apariencia, bajo una ambigua y extraña acusación legal, y al cortar lazos las empresas que tenían tratos con él, entre ellas Amazon, Visa, Paypal y PostFinance, éstas han sufrido hábiles ciberataques anónimos con un innegable tufillo de anarquismo (es decir, si quisieran hacer daño y ganarse de verdad al público, por qué no borrar los registros de deudas de Visa, ¿por ejemplo?). Y la prensa habla ya de la primera ciberguerra, mientras muchos ilusos aplauden lo sucedido.

¿Por qué ilusos? Como siempre sucede en esta época, ciertas películas anticipan tendencias. Duro de Matar 4.0 ya había mostrado el grado de dependencia que tiene la civilización occidental en los computadores. Sociedades menos interconectadas y desarrolladas tales como la colombiana, el 25 de Junio de 2007 pudieron experimentar lo que puede ser un blackout de internet. Desear interrumpir los sistemas que sostienen a las sociedades actuales sólo pueden alegrar a quienes creen que no tendrán que lidiar con las consecuencias.

Y aun así, Wikileaks puede que sea a la larga apenas tan insignificante como Venona nos puede aparecer ahora a nosotros. La última palabra la tendrá Stuxnet, un malware (algunos dicen que el término es incorrecto y no le hace justicia) tan astuto, tan agudo, tan malicioso y tan bien pensado que parecería simple y llana inteligencia artificial. Stuxnet pelea en estos momentos en Irán, saboteando pedazo por pedazo el programa nuclear iraní. Trata de pasar inadvertido, y en esto hasta Mahmud Ahmadineyad, presidente de Irán, le ayuda de pura soberbia para no confesar que hay contratiempos en su plan perfecto para hacerse a la bomba atómica.

Nuestros lectores asiduos saben que hemos estado desde hace rato sobre la pista de los ciberataques. Quizá pueda postular sin equivocarme que Julian Assange y Wikileaks serán a la Ciberguerra mundial permanente lo que el magnicidio del Archiduque Francisco Fernando es a la Primera Guerra Mundial. Stuxnet será superado, y los gobiernos, las corporaciones y hackers empezarán a hacerse la guerra, la mayor parte del tiempo en forma soterrada, y de vez en cuando con resultados trágicamente espectaculares, los cuales podrían reducir a cenizas la vida de millones de inocentes.

No es muy difícil escoger el bando en este caso, pero sí lo será ubicar dónde estará y quién será el enemigo.
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