Por fin carnavaleando, por fin chapeto

Vaya si estaba esperando por este momento, después de respirar la alegría y la celebración por todos lados. No sé si en Colonia o en Río de Janeiro la gente sentirá lo mismo; creo que no (digan lo que digan). Acaso esperan por allá a que los astros, los planetas y el calendario se conjuguen por fin una vez al año para escuchar en las condiciones adecuadas:

Ahí viene Rufo Garrido,
mírenlo que serenito,
batea con sus grabaciones,
nadie le coge el truquito

La gente le dice
Rufo, que buenas tus grabaciones
con el truco que tú tienes
siempre metes tus jonrones!

O, escuchar las desdichas del compae Remanga, o gritar a voz en cuello "Quiero amanece', Manuelito Barrios, la luna de Barranquilla, me invita a seguí tomando."

Lunes en la madrugada, cuatro días ya:

Me dá un doló -- aquí
me dá un doló -- allá
pero si veo a la negra bailando
con Timba y Tambó
la pollera arremangá
yo le juro caballero
que así yo no siento na'

No sé, pero un pocotón de cachacos envidiosos segurán mordiéndose los codos, porque tendrían que haber nacido y crecido aquí para poder entender. Hace veinte años era un sólo desfile en la Vía 40 (ya el Paseo Bolívar había muerto para el carnaval, ver imagen de 1980),


ahora hay tres, sólo el sábado. Mueren algunas tradiciones, nacen otras; esto sigue, y sigue... tendrían que ver cómo es el sábado de carnaval para poder entender, pienso.

¡Caaaaaaaarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrnaval!