Serie Ídolos de Barro I: Gandhi el Estafadorcito y el Dalai Lamamerto
Gandhi el estafadorcito
La luz solar es el mejor desinfectante, decía un afamado magistrado de la Suprema Corte de los Estados Unidos. Mientras más expuesta está la figura al escrutinio público, más fácil es detectar sus debilidades, sus flaquezas, sus pies de barro. Pero a veces ni con todos los medios de comunicación a disposición es posible impedir la creación de un mito innecesario e injustificado, que aun así sirve de guía para generaciones posteriores.
Joseph Lelyveld publicó recientemente un libro llamado “Gran Alma: Mahatma Gandhi y su lucha por la India”, que mediante una concienzuda y profunda investigación no deja títere con cabeza en el teatrino que representaba ya estando en vida la santidad y el prestigio político de quien es considerado como el gran artífice de la independencia de la India. El líder indio dijo en su momento: "No acepto la afirmación de la santidad, [es decir, Mahatma o “Alma Grande”]... Yo soy propenso tantas debilidades como Ustedes.” Y vaya si tenía razón. Una breve lista de lo que provocó no hace mucho una gran polémica en la blogosfera:
1. Gandhi el racista: viviendo en Sudáfrica, no tuvo empacho en decir “(…) para ser puestos en el mismo nivel que los nativos era demasiado para ser soportado. Los cafres [un término despectivo para los negros hoy en día, a pesar de que probablemente tenía una connotación diferente un siglo atrás] son por lo general incultos – los presos aún más. Son molestos, muy sucios y viven como los animales.” También afirmó que los indios son “(…) sin duda, infinitamente superior a los cafres.”
2. Gandhi el militarista vendepatrias: en la guerra que hicieron los británicos contra los Zulúes (donde se originaron tan inequívocas declaraciones sobre los cafres), la futura “Gran Alma” fue un entusiasta de la participación activa de los indios en la guerra., por el amor de asegurar los derechos de ciudadanía británica para sus compatriotas y que estos pudieran adquirir experiencia militar. Claro, después vendría la lucha por la independencia.
3. Gandhi Gay: como diría Jerry Seinfeld “No es que haya nada malo en ello”, pero, ¿se imaginan lo diferente que hubiera podido ser la historia universal de la segunda mitad del siglo XX si Gandhi no se hubiera tenido que separar en 1914 de su amante, el arquitecto y físicoculturista alemán Hermann Kallenbach? La Gran Guerra los separó, pero aun en 1933 Gandhi conservaba las esperanzas. No en vano se había separado de su mujer (“la más venenosa que haya conocido”) para ir en pos de él. “Esclavitud con una venganza”, “Casa Alta/Casa Baja” y “Evocación permanente de él al ver vaselina y algodón”, fueron algunos de los términos con los que Gandhi describió su relación con Kallenbach.
Para los que digan que es injusto cebarse en sus “locuras de juventud”, sigamos con la lista:
4. Gandhi, estratega geopolítico: mientras los británicos se la jugaban toda en 1942 contra los japoneses en el subcontinente, nuestro héroe se las apañaba buscando que los británicos salieran en ese mismo momento del subcontinente. El que el 40% de los prisioneros de guerra estadounidenses, 17% de los filipinos y los 23 millones de chinos murieran a manos del imperio nipón, no era un buen augurio para los indios, pero el Mahatma no se dejaba obnubilar: Para el había un paralelo exacto entre el Imperio Británico y el Tercer Reich. Hablando de eso…
5. Gandhi el defensor de los judíos: Tal como Andrew Roberts escribió en su reseña de "La Gran Alma", por Joseph Lelyveld (la mencionada biografía de Gandhi): Lo que sí sabemos con certeza que él [Gandhi] aconsejó a los checos y los Judíos de adoptar la no violencia hacia los nazis, diciendo que "un solo Judío de pie que se negara a someterse a los decretos de Hitler 'podría ser suficiente para derretir el corazón de Hitler.'" En el Inicio de una carta dirigida a nadie menos que el mismísimo Adolf Hitler con las palabras "mi amigo", Gandhi lleno de engreimiento preguntó: "¿Escuchará Usted la apelación de uno que, deliberadamente, ha rechazado el método de la guerra no sin considerable éxito?" Aconsejó a los Judios de Palestina a "confiar en la buena voluntad de los árabes "y esperar al surgimiento de un estado judío "hasta que la opinión pública árabe está madura para ello." Sin comentarios.
6. Gandhi el degenerado I: dormía con muchachas jóvenes desnudas, lo que produjo indignación, renuncias y despidos entre su séquito. Oficialmente era “aprender a dominar sus impulsos”, cosa que nunca lograba (nunca hubiera necesitado Viagra), pero al padre de su sobrina nieta Manu le explicó que “era para corregir la postura de la joven al dormir.” Ni a Bill Clinton se le hubiera ocurrido semejante salida.
7. Gandhi el degenerado II: En una ocasión por ejemplo, le dijo a un hombre hindú que estaba preocupado por la seguridad de sus correligionarios, “No me importa si todas y cada una de las 500 familias en su área son ultimadas.”
Para decirlo en sus propias declaraciones (bien editadas con consentimiento de la prensa) “Lo peor de la gente mala es el silencio de la gente buena.”
(Próxima entrega, el Dalai Lamamerto)
La luz solar es el mejor desinfectante, decía un afamado magistrado de la Suprema Corte de los Estados Unidos. Mientras más expuesta está la figura al escrutinio público, más fácil es detectar sus debilidades, sus flaquezas, sus pies de barro. Pero a veces ni con todos los medios de comunicación a disposición es posible impedir la creación de un mito innecesario e injustificado, que aun así sirve de guía para generaciones posteriores.
Joseph Lelyveld publicó recientemente un libro llamado “Gran Alma: Mahatma Gandhi y su lucha por la India”, que mediante una concienzuda y profunda investigación no deja títere con cabeza en el teatrino que representaba ya estando en vida la santidad y el prestigio político de quien es considerado como el gran artífice de la independencia de la India. El líder indio dijo en su momento: "No acepto la afirmación de la santidad, [es decir, Mahatma o “Alma Grande”]... Yo soy propenso tantas debilidades como Ustedes.” Y vaya si tenía razón. Una breve lista de lo que provocó no hace mucho una gran polémica en la blogosfera:
1. Gandhi el racista: viviendo en Sudáfrica, no tuvo empacho en decir “(…) para ser puestos en el mismo nivel que los nativos era demasiado para ser soportado. Los cafres [un término despectivo para los negros hoy en día, a pesar de que probablemente tenía una connotación diferente un siglo atrás] son por lo general incultos – los presos aún más. Son molestos, muy sucios y viven como los animales.” También afirmó que los indios son “(…) sin duda, infinitamente superior a los cafres.”
2. Gandhi el militarista vendepatrias: en la guerra que hicieron los británicos contra los Zulúes (donde se originaron tan inequívocas declaraciones sobre los cafres), la futura “Gran Alma” fue un entusiasta de la participación activa de los indios en la guerra., por el amor de asegurar los derechos de ciudadanía británica para sus compatriotas y que estos pudieran adquirir experiencia militar. Claro, después vendría la lucha por la independencia.
3. Gandhi Gay: como diría Jerry Seinfeld “No es que haya nada malo en ello”, pero, ¿se imaginan lo diferente que hubiera podido ser la historia universal de la segunda mitad del siglo XX si Gandhi no se hubiera tenido que separar en 1914 de su amante, el arquitecto y físicoculturista alemán Hermann Kallenbach? La Gran Guerra los separó, pero aun en 1933 Gandhi conservaba las esperanzas. No en vano se había separado de su mujer (“la más venenosa que haya conocido”) para ir en pos de él. “Esclavitud con una venganza”, “Casa Alta/Casa Baja” y “Evocación permanente de él al ver vaselina y algodón”, fueron algunos de los términos con los que Gandhi describió su relación con Kallenbach.
Para los que digan que es injusto cebarse en sus “locuras de juventud”, sigamos con la lista:
4. Gandhi, estratega geopolítico: mientras los británicos se la jugaban toda en 1942 contra los japoneses en el subcontinente, nuestro héroe se las apañaba buscando que los británicos salieran en ese mismo momento del subcontinente. El que el 40% de los prisioneros de guerra estadounidenses, 17% de los filipinos y los 23 millones de chinos murieran a manos del imperio nipón, no era un buen augurio para los indios, pero el Mahatma no se dejaba obnubilar: Para el había un paralelo exacto entre el Imperio Británico y el Tercer Reich. Hablando de eso…
5. Gandhi el defensor de los judíos: Tal como Andrew Roberts escribió en su reseña de "La Gran Alma", por Joseph Lelyveld (la mencionada biografía de Gandhi): Lo que sí sabemos con certeza que él [Gandhi] aconsejó a los checos y los Judíos de adoptar la no violencia hacia los nazis, diciendo que "un solo Judío de pie que se negara a someterse a los decretos de Hitler 'podría ser suficiente para derretir el corazón de Hitler.'" En el Inicio de una carta dirigida a nadie menos que el mismísimo Adolf Hitler con las palabras "mi amigo", Gandhi lleno de engreimiento preguntó: "¿Escuchará Usted la apelación de uno que, deliberadamente, ha rechazado el método de la guerra no sin considerable éxito?" Aconsejó a los Judios de Palestina a "confiar en la buena voluntad de los árabes "y esperar al surgimiento de un estado judío "hasta que la opinión pública árabe está madura para ello." Sin comentarios.
6. Gandhi el degenerado I: dormía con muchachas jóvenes desnudas, lo que produjo indignación, renuncias y despidos entre su séquito. Oficialmente era “aprender a dominar sus impulsos”, cosa que nunca lograba (nunca hubiera necesitado Viagra), pero al padre de su sobrina nieta Manu le explicó que “era para corregir la postura de la joven al dormir.” Ni a Bill Clinton se le hubiera ocurrido semejante salida.
7. Gandhi el degenerado II: En una ocasión por ejemplo, le dijo a un hombre hindú que estaba preocupado por la seguridad de sus correligionarios, “No me importa si todas y cada una de las 500 familias en su área son ultimadas.”
Para decirlo en sus propias declaraciones (bien editadas con consentimiento de la prensa) “Lo peor de la gente mala es el silencio de la gente buena.”
(Próxima entrega, el Dalai Lamamerto)
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