Serie Ultralocal - Historia de dos franquicias pollíferas que quieren mantenerse ultralocales

Piko Riko y American Broasted Chicken son franquicias distintivas de la ciudad de Barranquilla, cuando a estas horas de la vida ya no podemos presumir de tener muchas marcas con presencia nacional (eeeeeee iiinternacional). Cementos del Caribe, Vivero y Ley pasaron a mejor vida, Avianca y Cerveza Águila cambiaron de dueños; nos quedan Fedco, Olímpica, Junior y los asaderos de pollos antes mencionados, entre otros.

No entiendo la mentalidad que permea los negocios de comida en Barranquilla. La Heladería Americana demoró literalmente décadas en percatarse que tenía potencial de expansión y que, con una renovación de imagen podría tener nuevos locales en la ciudad. Quizá dentro de unas décadas más puedan atreverse a hacerlo en otras ciudades. De la misma forma, los asaderos emblema de la ciudad han visto como se le han metido al rancho todas las franquicias que han querido, de McDonald’s y KFC para abajo… ¿y ellos?

Piko Riko tiene la ventaja de que para mí siempre será el estándar, la medida con la cual compararé otras opciones. Pero el estándar dorado es de la década del ’70, ni más ni menos. El súper pollo tierno y rico no es ni la sombra de lo que fue. Como dije antes, para saborear ahora el pollo de antes, hay que ir a la 72 con 38 esquina. El sitio no tendrá ninguna estética, pero la sazón lo compensa con creces.

De paso, no ayuda mucho abrir una cadena “gourmet” cuando el menú que ofreces no tiene nada de notable y el servicio es bastante regular.

American Broasted Chicken fue la sensación cuando apareció: ¡una nueva preparación! ¡Nuevo sabor! Después de expandirse y de convertirse en parte del paisaje, les dio la modorra de la cotidianidad. Se esfuerzan en darle un buen aspecto a los locales, pero de alguna forma (e igual que con Piko Riko) queda la impresión de que los mejores días de la cadena ya pasaron.

Para rematar, da la impresión de que durante décadas hubo una especie de “pacto de no agresión” entre las potencias pollíferas quilleras: ninguno invadiría los predios del rival. Parece que ahora el pacto se rompió y PR ofrece pollo broasted y ABC pollo asado. En estos carnavales probé el broasted de PR. Una cosa es que los borrachos coman (y beban) cualquier cosa que les pongan (y más en carnaval), pero yo no estaba ajumao, ni remotamente siquiera. No me gustó: carne insípida bajo una cubierta tiesa y olor a manteca caliente. Todavía no he probado la novedad de ABC, espero que no me decepcionen.

¿Cuáles son mis sugerencias?

1. Calidad: es increíble que después de tanto tiempo tuvo que venir una cadena del interior del país para poder comer una hamburguesa realmente buena. Me gustaría saber de un sitio netamente barranquillero donde hagan hamburguesas tan buenas como las de El Corral.
2. Precio: ¿sabían que en Medellín se puede comer por la mitad de lo que se paga en Barranquilla? ¿Será porque aquí están acostumbrados a otros márgenes de ganancia?
3. Imagen: la comida entra por los ojos. ¿Acaso hay que agregar más?

El problema es que nuestros grandes se han dejado amodorrar en medio de una letal autocomplacencia. Por ejemplo, tener galpones llenos de pollos que hay que comercializar no significa que los restaurantes donde se asen puedan hacerlos de cualquier manera. Los galpones no son garantía de permanencia tampoco. Una de las marcas más queridas de Barranquilla, la del café Almendra Tropical, fue imbatible en su momento. Pero igual desapareció. Tener una cadena de restaurantes ahora, no significa que no pueda aparecer de la nada otra que te haga desaparecer.


Alábate pollo, que mañana te guisan…

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