Modern Family: Para toda la familia

En los 70's: los Walton. En los 80's: los Keaton y los Huxtable. En los 90's: los Simpson. En los 00's: los Griffin. En los 10's: los Pritchett-Delgado-Tucker-Dunphy. Ya era hora que los de carne y hueso tuvieran su turno una vez más. Y por una vez basta tanto de familias disfuncionales. Modern Family es eso: una familia moderna, reflejo de una nueva era.
Los Walton eran demasiado dramáticos, lacrimógenos y blancos. Los Keaton y los Huxtable eran demasiado "modelos a seguir", a pesar de las risas. Cuando apareció Al Bundy (ese otro alter ego inescapable de Ed O'Neill) y su familia, se volvió lo corriente el mirar las cosas por el lado flaco y reírse de la familia disfuncional. Es increíble cuanto tiempo ha tenido que pasar para que un sitcom de carne y hueso le arrebate a las series animadas el papel de espejo de la sociedad del siglo XXI.
Precisamente para O'Neill es como si tuviera que representar al perdedor Al Bundy de un universo paralelo y opuesto: ahora es Jay Pritchett, tiene una mansión y una despampanate Sofía Vergara que le hace juego a su riqueza. Su hijastro Manny no es un estereotipo, es más bien una caricatura de una Colombia no tan ficticia, en la que él y su mamá Gloria celebran una navidad que combina tres festivos decembrinos: la noche de las velitas, la navidad propiamente dicha y el día de los inocentes. Muchos estereotipos gastados de Colombia y Latinoamérica son usados como gags y catalizadores de la trama, pero sin malicia. Ya es bastante interesante el grado de conciencia que tienen Gloria y Jay de su disparidad de edades (no es que no pudieran advertirlo de todos modos, pero ambos mantienen una actitud tranquila y jovial).
Sarah Dunphy, la hija mayor de Jay dejó su (ambiguamente) promisoria carrera para concentrarse (por un descuido, según la misma serie revela) en su familia con Frank, quien trata ridículamente de aparecer como el perenne papá cool (que no sabe cuanto lo quieren y lo respetan sus hijos a pesar de esto). Hablando de hijos, Alex (la del medio) es la intelectual de peso pesado de esta familia, y disfruta sacar ventaja de la vacuidad de su hermana mayor Haley y su hermano Luke (el auténtico balín).
Mitchell Pritchett después de 5 años de relación con Cameron Tucker (y vaya que en algún momento sacaran ventaja los libretistas de este nombre) y deciden dar el siguiente paso: adoptan una niña vietnamita a la que llaman Lily. ¿Olvidé mencionar que Mitch y Cam son gays? Probablemente Ustedes ya lo sabían, pero quizá no sepan que a pesar de "Will and Grace", "Queer as Folk", "The L Word" y la fallida "It's All Relative" entre otras, Modern Family quizá sea la primera serie de horario prime que trae al mainstream el tema de el matrimonio gay y su vida en familia, con un tratamiento que va en forma agradablemente fluida de lo estereotípico de los personajes a la madurez con la que se manejan sus subtramas.

Los realities (e internet, claro que sí) se han llevado buena parte de la audiencia de los sitcoms en Estados Unidos. Antes se consideraba exitosa una audiencia de 20 millones de televidentes, cuando ahora los canales se conforman con una de 10 millones. Antes de ver la serie, prejuzgué que el esquema de la "cámara confesionario" y "mockumental" era para atrapar a Joe Sixpack creyendo que era otro reality. Quizá fuera así, pero el esquema funciona, hay que reconocerlo.

El promedio actual de audiencia de Modern Family es de 12 millones y la comedia es adorada por la crítica. Si bien ahora se transmite por cable en Latinoamérica, sería una pena que no se transmitiera en televisión abierta, para que todos pudieran verse en este nuevo espejo.



Esta vez, una comedia sin frases de cajón.

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