Exclusiva: Ted Kennedy visitó a colombiano que espió para la Union Sovietica

Cuando en Tijera Press hablamos de seguir la noticia y la opinión para opinar sobre ellas, y si es posible, una que otra exclusiva, lo decimos en serio. No hace mucho con orgullo presentamos en Tijera Press la traducción del explosivo memorando del Departamento del Estado de Estados Unidos sobre los sobornos que comprometieron los nombres de Gustavo Rojas Pinilla y Samuel Moreno Díaz. Gracias a la Freedom of Information Act (FOIA) y al Sr. Alberto Donadío tuvimos los colombianos por fin la oportunidad de atisbar con mayor certeza lo que fueron las trapisondas del gobierno de la "paz, justicia y libertad." ¡Que wikileaks ni qué nada!

Tanto es así, que la FOIA nos trae otro plato suculento, un poco pesado, por lo que iremos atacándolo por partes. Con sus ingredientes especiales, está garantizado para dejar satisfechos a muchos, aunque cause escozor en otros.

Principio (Los Caballeros del New Deal y el Combatiente de la Guerra Fría)
El poder político de la familia Kennedy empezó en serio cuando el patriarca Joe se convirtió en el primer mandamás de la SEC, la agencia gubernamental creada por la primera administración de Franklin D. Roosevelt para vigilar a los inquietos chicos de la bolsa. No fue el único honor de Joe, terminó siendo embajador de Estados Unidos en el Reino Unido.

La segunda generación coronaría la presidencia.
Para los Demócratas de estos tiempos, John F. Kennedy es un copartidario ideológicamente irreconocible: amigo del equilibrio fiscal, enemigo del gasto público desaforado... y de los comunistas y los sindicalistas. Para qué extenderse en esto último, si hablan por sí mismas la crisis de los misiles cubanos y la persecución que Bobby hizo de los turbios elementos que medraban a los Teamsters, entre ellos Jimmy Hoffa.

Sabemos qué les pasó a John y a Robert, y digan lo que diga Oliver Stone, ambos estaban muy lejos de la ideología que éste les quiere atribuir, sin mencionar el resto de la inteligentsia estadounidense.

Plato fuerte (Misterio a la carta)
Nunca podré entender a Teddy Kennedy. El llamado "León del Senado" fue premiado excesiva e indulgentemente por el electorado de Massachussetts, a pesar de sus muy públicas y muy cuestionables actuaciones, entre ellas la muy turbia de Chappaquiddick y la muerte de Mary Jo Kopechne. Claro está, que sin la ayuda de la prensa liberal estadounidense esto jamás hubiera sido posible. Cualquiera que lea "Todos los Hombres del Presidente" se extrañará de por qué Woodward y Bernstein investigan con celo y saña a Richard M. Nixon pero ni siquiera parpadean ante el episodio que le costó a Teddy cualquier posibilidad de llegar a la presidencia. Claro está, que no es ningún misterio para el lector la estima que le tienen Ben Bradlee y Katie Graham a la familia.

Pero cualquiera que esté leyendo en estos días los archivos que el FBI tenía y liberó sobre Ted Kennedy, debe quedarse más que un poco perplejo. Hacia Julio de 1961, cuando todavía no había sido todavía elegido como senador (esto pasaría al año siguiente), Kennedy organizó un "tour de familiarización y orientación" por algunos países de Latinoamérica. Entre las más notables actividades de esta estrambótica, equívoca e insólita gira, está el arriendo que hizo en Chile de un prostíbulo entero por una noche. Vamos, que el Departamento de Estado vive para hacer estos arreglos...

Si hubo algo que irritó a más de un diplomático, no fue el requerimiento de ver a las prostitutas locales, sino el de ver a la gente rabiosa local de cada país. Esto, dicho de otra forma, se refiere a comunistas y simpatizantes de extrema izquierda. Así como suena. Y en Agosto de 1961, Ted Kennedy cenó con Lauchlin Currie...

Un momento. ¿Lauchlin Currie? ¿Nuestro Lauchlin Currie? Sí, ese mismo. Para el que quiera leer su hagiografía antes de seguir, está en esta página del Banco de la República. Ex asesor económico del gobierno de Roosevelt, keynesiano de pura cepa, en 1948 cae en desgracia al ser acusado de espionaje en Estados Unidos y aterriza en Colombia al año siguiente gracias al Banco Mundial. Cuando no pudo renovar su pasaporte americano (Currie nació en Canadá), prontamente nuestro economista de marras se hizo colombiano. Ingresaría definitivamente en la historia de este país al convertirse en el artífice de "Las Cuatro Estrategias", el plan de desarrollo de la administración Pastrana Borrero, el último gobierno de nuestro Frente Nacional.

En aquella época, un manto de duda cubría al señor Currie. Aquí en Colombia, éste parecía no existir. Todavía recuerdo la primera columna que le dedicó el inolvidable Lucas Caballero Calderón, alias Klim, en la que lo apodaba Curry, y aseveraba que las damas bogotanas lo confundían con un cocinero famoso. Nada de sospechas de espionaje en favor de los soviéticos por ningún lado.

El Proyecto VENONA ya dejó de ser un secreto, y ahora sabemos de cierto que Currie pasaba información a los soviéticos. En los cables interceptados del Proyecto VENONA, Currie es identificado como PAGE, y en los archivos de inteligencia soviéticos aparece como VIM.

Postre (Rarezas de Teddy)

Afirmar lo que acabo de hacer debe irritar a más de uno en este país, pero las evidencias están a un click de distancia. Sin embargo, Currie goza de la misma opacidad que parece tener el mismo Ted Kennedy, porque aun antes de éste particular episodio de su extraña gira, ya había antecedentes de que Kennedy simpatizaba con izquierdistas, un cargo de no muy poca monta en su momento. Lo increíble es que, ya en el cenit de su carrera de senador, estaba más que dispuesto a trabajar con los soviéticos con tal de desprestigiar a Ronald Reagan y descarrilar su reelección. Para otro apellido menos ilustre y otra época, esto habría sido considerado como simple y llana traición a la patria. Mientras tanto, George W. Bush no puede ir a Suiza.

Sobremesa

A cualquiera que me diga que deje a Currie en paz, que lo mismo que Kennedy, no se pueden defender, le diría que es increíble que no les interese saber la verdad, de la misma forma que nuestra opinión pública suele exigirla sobre otros temas. Pero de la misma forma que el electorado de Massachussetts le dio la espalda a la verdad para perpetuar la leyenda de Camelot, no me sorprendería que a este tema le echaran tierra también.

Mientras tanto, su seguro servidor, el Agente P, está contento de haberle brindado sopa y seco a su público. Espera con modestia que haya sido de su gusto.
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