Elecciones en USA: la prensa latinoamericana no da ni una

Del equipo sipmac, el único que se comprometió del todo, vaticinando por cierto el triunfo de Barack Obama en las elecciones de noviembre en Estados Unidos, fue The Finch. Su seguro servidor, Dr. sipmac, no se comprometió con ningún candidato republicano, y se limitó a descalificar a Mitt Romney por las gaffetásticas declaraciones que solía dar en las primarias. Sin embargo, debo reconocer que el candidato y el panorama general han mejorado notablemente. Y la escogencia de Paul Ryan, el mayor experto en temas económicos del congreso estadounidense, fue un gran acierto.

Claro está esto no es así para la prensa latinoamericana y española que se abreva bovinamente en las aguas de la llamada mainstream media estadounidense, la cual está dispuesta a todo, absolutamente a todo, con tal de que Barack Obama salga reelegido. Para la muestra un botón:


Y que conste, los redactores de la Revista Semana tienen las informaciones clave que son incapaces de interpretar en su "sesudo" análisis: hasta ahora la estrategia demócrata ha sido tratar de desacreditar a Romney por cualquier medio. Es un poco difícil, porque el candidato republicano nunca ha tenido un escándalo que lo haya marcado. Esto no ha detenido a sus contricantes, que han rebuscado y distorsionado los más insignificantes detalles de su vida personal para salir a gritar "¡racista!" al hijo de un insigne activista del movimiento de derechos civiles de los años 60, o incluso "¡asesino!" en un episodio en que los demócratas han sido pillados en las mentiras más frescas que han podido ser pillados en esta campaña electoral.

Paul Ryan marca un severo contraste con el actual vicepresidente, Joseph Biden: un intelectual en contra de un plagiario, un mesurado en contra de una imparable máquina de gaffes verbales, y para los que les gusta este tipo de cosas, juventud en contra de una posible senilidad. Con Paul Ryan, Mitt Romney demuestra la intención de debatir las reformas que se necesitan para mantener la viabilidad de la economía nortemericana. Para Obama y Biden, es simplemente seguir con las cosas tal como están (no tienen más plan que subir los impuestos a un margen que no termina ni mucho ni poco con el déficit fiscal, mucho menos la exótica idea de presentar un presupuesto, cosa que no han hecho en tres años de administración).

La Revista Semana y la prensa latinoamericana omiten estratégicamente (lo que cuestiona severamente su precida objetividad) o inadvertidamente (lo que cuestiona severamente su competencia) el aumento del fervor en las filas republicanas, incremento reflejado de las contribuciones de la campaña republicana (no las de los vilipendiados gatos gordos banqueros de Wall Street, que por cierto están en el bolsillo de Obama), hechas por ciudadanos de a pie. Omiten también mencionar que las encuestas incrementan la muestra de democrátas hasta en 11 puntos para apenas poder sacar una ventaja de 6 puntos a favor de Obama. Como también omiten mencionar la desesperación que cunde en el Partido Demócrata, al punto que en la convención que proclamará la segunda candidatura de Barack Obama, los senadores y congresistas que se juegan  sus escaños en esta elección novembrina evitarán estar para no asociar su imagen con la del presidente.

En pocas palabras, no importa lo que diga la prensa en este momento. Ya veremos.  


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