Los siete pecados capitales de la revista Arcadia (No. 84)

Para quienes participan en el proceso de crear y leer la revista Arcadia (Número 82), les tengo un inventario de siete pecados capitales cometidos en dicho proceso:

Pereza: …intelectual, un pecado verdaderamente capital en una revista cultural. Antonio Caballero, tan ocupado como estaba en recitar por enésima vez su diatriba en contra de la guerra contra las drogas, se puso a buscar una forzada analogía entre esta y una foto de un policía antinarcóticos que aparentemente contaba una por una las panelas de cocaína de un decomiso. Lo grave de todo esto es que de una foto como aquella se pueden deducir cosas peores: el declive educativo es profundo, porque si los bloques de cocaína estaban perfectamente alineados, le bastaba al policía el hacer una simple operación aritmética de multiplicar filas por columnas, y no hubiera habido necesidad de contarlas una por una. Y lo peor es que Antonio Caballero no pareció darse cuenta de esto, tan ocupado como estaba de su diatriba antiimperialista.

Esta retahíla ya se volvió vieeeeeeeeeeja…

Gula: Antes: El pueblo colombiano no lee. Luego: El pueblo colombiano lo que lee son libros religiosos y la Biblia. Ahora: ah, que desgracia tan infinita, que el pueblo colombiano lea tantas Biblias y libros religiosos, ¡pero no se interesa por la teología! ¡Sólo hay una librería especializada en el tema en todo el país!

No pues, nunca están conformes, entonces. ¿Qué hacemos?


Avaricia (Codicia): la señora Carolina Sanín tiene unos deseos de cambiar los juegos olímpicos… a su absurda y políticamente correcta imagen y semejanza.

Da vergüenza ajena. Grima.

Envidia: La crítica de cine de Juan Carlos González A. Sencillamente no puede soportar que el resto de la crítica y el público haya erigido por aclamación a “Amigos Intocables” como una de las películas del año y superfavorita para lograr el Oscar de mejor película extranjera. Y se despacha contra ella.

¡Este crítico sí que se va a contracorriente!

Ira: la que me dio de ver “Coincidencias”, la caricatura de Powerpaola.

¿Encima le pagan por hacerla?


Soberbia: soberbia en el editorial de la revista, que pretende entender lo que Mario Vargas Llosa y Gilles Lipovetsky no entienden sobre la verdadera naturaleza de Occupy Wall Street. Soberbia la del ego de Norman Mailer, escribiendo sobre sí mismo y reseñado en “Un ego se confiesa”. Soberbia en cada nota.

La revista Arcadia rezuma soberbia de la misma manera que el diario El Espacio rezuma sangre.

Lujuria: obviamente con la urticaria que produce el hecho de ver como la novela Fifty Shades of Grey trata un tabú sexual con el mismo criterio y calidad que la saga Twilight trata el tema del vampirismo, Arcadia decide informarle al público que Thomas Mann es el espejo en el que se tienen que mirar E. L. James (y Stephenie Meyer), reseñando el centenario de “La Muerte en Venecia”, un cuento largo o una novela corta que, para los estándares actuales, no pasa de ser un bollo perfumado (para usar la terminología en boga), el símbolo perfecto de la revista Arcadia número 82. Citando otra vez a Alfred Kerr, “En todo caso, aquí la pederastia es hecha aceptable para la clase media educada.”

Gracias Arcadia. Ahora váyanse a donde el procurador Alejandro Ordóñez a confesarse.


¿Qué qué? Si yo compré la revista y la leí. Tengo derecho y este es mi blog.
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