Cámaras y Trampas de velocidad para un distrito alcabalero: la "movilidad" es lo de menos
Este tipo hubiera sido tronco 'e politiquero aquí... |
¿Ya ven a qué me refiero? Medio bien en este caso quiere decir salir de la pobreza e ingresar a la clase media. ¿Los legisladores creen acaso que hay mucha diferencia en el nivel de vida de alguien que gana el mínimo y otro que gana el doble? Probablemente no, pero no les importa, cuando la dieta parlamentaria alcanza a ser de 25 salarios mínimos sin contar arandelas como tiquetes aéreos gratis para que puedan viajar a Bogotá y sacrificarse por la patria trabajando cuatro días de la semana. Claro que esas arandelas cuentan a la hora de jubilarse, la forma en que todos los colombianos les premiamos a nuestros políticos el habernos fregado toda una vida.
Así como es en el nivel nacional, es mucho, mucho peor en el nivel regional. Los municipios y distritos, aparte de celebrar ruinosos contratos de obras y asesorías que ni siquiera terminan de ejecutarse en muchos casos, deben mantener a las frondosas burocracias que los firman y los autorizan. ¿Y de donde sale la plata? Pues de los impuestos, claro. El impuesto de industria y comercio, el predial, la sobretasa a la gasolina, la estampilla pro-hospital… ¿No alcanza? Bueno, se puede inventar un impuesto de tableros y avisos por cada anuncio que use cada negocio. ¿Qué se hace más difícil para los negocios sostenerse y generar empleo? ¡Qué va! No más mire todos los trabajos que se generan en la Secretaría de Hacienda del distrito, además ¡abajo la contaminación visual!
Pero es que las calles siguen en mal estado, porque la sobretasa a la gasolina está para sostener el tren de vida de potentados de algunos caciques políticos y los líchigos de sus áulicos sicofantes, es decir, de su clientela… Ah, pues entonces es hora de cobrar una valorización general para hacer las obras que tanto requiere la ciudad.
De 1960 en adelante comenzó a fregarse por los políticos... |
Así el Distrito de Barranquilla, siguiendo el ejemplo de muchas municipalidades del mundo entero, está haciendo la transición de recaudador de impuestos a depredador, a vil atracador. Así como hubo un edificio particular que se conoció como “Villa Comparendo” debido a la presunta desviación de los recaudos por infracciones para financiar su construcción, con estas trampas, que muy pronto se multiplicarán, el Distrito se agazapará para quitarles el dinero a los barranquilleros.
Para el que maneja un SUV de lujo, seguramente le resbalará el comparendo electrónico, o lo paga desdeñosamente o simplemente buscará el quite. En el segundo semestre del año pasado se denunció en la radio que ciertos vehículos con unas inofensivas bandas fosforescentes a los lados estaban misteriosamente “exentos” de los comparendos electrónicos. Algunas fuentes taxistas me dieron fe de ello.
El pendejo (o pendeja) será el que maneje el Renault 4 del siglo XXI, el Chevrolet Spark, y todos esos carros que valen entre 20 y 30 millones de pesos. Esos, que tampoco son dueños de una flota de buses (y de votos), serán los paganinis; los que sostendrán el estilo de vida de los burócratas que administran esta ciudad de vías en mal estado, estrechas, insuficientes, mal iluminadas… y llenas de trampas.
Por eso es que en este país no te puede ir medio bien. O te hundes en la pobreza para poder calificar para el SISBEN y el chequecito de Familias en Acción, o te vuelves asquerosamente rico, al estilo traqueto o contratista inescrupuloso para que no te importen mucho los sablazos. Paga los comparendos y el ruinoso impuesto de rodamiento (y los peajes de cada semáforo), y refunfuña mientras manejas. El tráfico en Barranquilla fue concebido para que fuera estresante. Movilidad, un cuerno.
P.T. Barnum, el creador del circo moderno decía: cada minuto nace un tonto.
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