El Sofista

A pesar de la política no declarada de sipmacrants! de evitar al máximo el uso términos vulgares, procaces o soeces, se le advierte al público lector que en esta ocasión se hizo necesario. Mil disculpas por la incomodidad causada.

Por Paul Maršić

El colectivo autodenominado the sipmac ensemble procura mantenerse alejado de comentar la política latinoamericana en general, no por falta de agallas, sino por pura desesperación de ver como impera en ella cualquier cosa menos la racionalidad. Y justo ahora, cuando hay una vez más cantidades de personas en Colombia que nuevamente cree ver una nueva oportunidad de que la "razón por fin se imponga", decidí que era la hora de aguar la fiesta, muy al estilo de sipmacrants! (y en cadena con Tijera Press): en forma ecléctica e incoherente.

Durante los últimos estertores de la era Samper mi en aquel entonces jefe, en trance de condescender con sus subalternos vino a preguntarme por quien pensaba votar. Mi respuesta simplemente no le gustó; me intentó persuadir de apoyar la llamada "tercería", una coalición armada entre Carlos Lleras de la Fuente (también conocido como C. Ll de la F.), Alfonso Valdivieso, Noemí Sanín y Antanas Mockus, personajes de la vida nacional identificados como abanderados de las costumbres sanas en la política, incontaminados de clientelismo, nepotismo (?) y corrupción.

Bueno, esta era la versión que nos vendían en aquel entonces y que por cierto no han dejado de vendernos. En una de las pocas sutilezas diplomáticas que me han salido bien en mi vida logré dejar tranquilo a mi jefe a pesar de mantenerme en desacuerdo, y eso teniendo en cuenta que no supe transmitirle lo suficientemente bien con palabras la instintiva desconfianza que me transmitía ese colectivo pegado con babas: si ni siquiera en el puente de la batalla de Boyacá donde hicieron su lanzamiento oficial estaban de acuerdo con el nombre que querían ponerle al movimiento que creaban. Noemí, a los trompicones, quería imponer ante las cámaras el nombre de "Opción Vida". El movimiento terminó llamándose "Sí Colombia", o algo así.

A Noemí Sanín y a su opción vicepresidencial Antanas Mockus no les fue nada mal a pesar de quedar terceros, sacaron una votación sustancial. Y a pesar de dicha votación no hubo ninguna continiudad en el movimiento, con miras a las siguientes elecciones. Lo dicho: era un movimiento pegado con babas, lleno de personalismos y ambiciones, que supo venderle el mismo humo de la renovación a una parte del electorado que realmente puede votar con libertad y que desea un cambio. Eso no quiere decir que ninguno de ellos abandonara la vida pública. Al contrario, cada uno ha seguido calculando cual es su próximo paso en la carrera por la presidencia, o ha agarrado con todas sus fuerzas algún premio de consolación.

Y henos aquí, doce años después. Juan Manuel Santos por fin ve cómo por primera vez tiene la mayor opción de ganar la primera y única elección popular en la cual va a participar; al fin y al cabo es la que cuenta. Noemí Sanín, que va en su tercer intento, poco a poco percibe como su gran oportunidad de batearla de hit se convierte en su tercer strike. ¿Y Mockus? En parte apoyado por ese electorado independiente, las firmas encuestadoras, la prensa, y por qué no, la blogosfera, después de aliarse con Sergio Fajardo, se ha convertido en un serio contendor, con opción de pasar a la segunda vuelta, y ahí gracias al juego de las coaliciones ganar la presidencia.

Mockus cuenta adicionalmente con el deseo ferviente de mucha gente de que el 8 de Agosto de 2010 se escriba el punto final del libro del uribismo. La percepción sobre Mockus es la del pedagogo e INTELECTUAL (así, en mayúsculas), que con sus preclaras ideas convertirá a Colombia en la visión romántica que se tiene de las democracias europeas occidentales. Malas noticias para todos: la visión económica de Antanas es bastante fiscalista, y por qué no, neoliberal. Pero no lo suficiente como para saber atacar los problemas desde la raíz. Cualquiera me diría que nada más tendría que ver la gestión que hizo en Bogotá. Nuevamente entra el juego de la percepción. Fue Jaime Castro quien volvió a llenar las arcas de la ciudad con el muy impopular impuesto de valorización, y Peñalosa quien trajo las obras que realmente mejoraron la calidad de vida en la ciudad. Mockus: la pedagogía. No pise la cebra, la tarjetica, la hora zanahoria, el toque de queda para hombres y una gestión sobria y austera por lo demás, sin duda. Hay que retroceder un poco más la película para poder entender como enfoca el ex alcalde los asuntos económicos: la Universidad Nacional. No hay almuerzo gratis. No hay educación realmente gratuita. La universidad como ente económico debe cubrir al menos sus costos de funcionamiento. Eso no significa inmediatamente subir las matrículas de la educación pública, muy de los afectos de Mockus. Como siempre he dicho yo, si el estado recauda impuestos y no gasta en educación, ¿entonces para que recauda impuestos? Claro, en la práctica Usted y yo pagamos impuestos para sostener una frondosa burocracia la cual busca todas las oportunidades posibles para hacerse más costosa... e inamovible. Ése es el verdadero asunto que no quiso afrontar el ex rector y que en general ningún político se atreve a a afrontar.

Pero el conflicto armado que tantos años y tanto daño y tanta plata... sí claro, la posición de Mockus es digamos, de tintes uribistas: no al despeje. Por razones de principios; no ceder al chantaje porque implicaría volver a ceder una y otra vez. ¿A Ustedes como les suena eso? Tampoco cree en la autonomía universitaria, es decir, tal como la ve la izquierda de este país: un sitio donde las fuerzas constitucionalmente asignadas para proteger el orden y la seguridad no tienen entrada.

¿El talante de Mockus en su gestión pública? Le cedo el turno a Juan Sebastián López Salazar:
Los actos bochornosos que Mockus ha pretendido llamar pedagógicos: bajarse los pantalones en la Nacional, arrojar un vaso con agua a Serpa en la cara (el cual es gravísimo, le mojó el bigote y ese bigote es casi un símbolo patrio), orinarse en público en la Universidad de Manizales, agarrarse a golpes con un estudiante cuando él por el cargo que ocupaba y por la imagen pública que representa tenía que dar ejemplo. Esto no es pedagogía, es agresividad. Un temperamento inapropiado que lo lleva a injuriar a los demás por vías de hecho. Mockus como presidente y teniendo en cuenta los vecinos que tenemos, en un ataque de ira, podría no mostrar el culo, sino enviar un batallón, un avión, una bomba, qué sé yo?
Tampoco olvido como con disfraz de super héroe iba a los bares a decirle a la gente que se entrara. Para algunos será pedagogía, para mí, es abuso de autoridad, sobre pasa su poder y penetra la esfera de los derechos personales de los demás, como la libertad de movilidad y esto lo garantizan mis derechos, que precisamente fueron creados para defenderme del poder absoluto del Estado. A Mockus esto no le importa, él lo llama zanahorio, yo lo llamo abuso de autoridad, palabras más o menos autoritarismo.
Después de ocho años de salidas no muy dignas del fuero presidencial no es difícil que los electores de Mockus le perdonen y celebren estos pecadillos. Yo no. Si realmente se quiere empezar por "subir el estándar", no nos conformemos por menos entonces. El asunto del parkinson no ha sido mejor manejado tampoco. La prensa tuvo que preguntar por el temblor inexplicable de las manos del candidato en el debate, para que apenas hace un par de días el candidato anunciara que sufre del mal de Parkinson, convirtiendo así en chiste políticamente incorrecto el que cualquier candidato diga "No me temblará la mano para..."

En fin, ¿qué es lo que yo tengo para objetar? Primero, que la gente se la pasa de elección en elección buscando al candidato "prístino, incontaminado y novedoso". Ya sabemos como nos ha ido así, sobre la base de los personalismos, lo que me lleva a mi siguiente punto: Noemí Sanín, desde la administración Betancur hasta la actual, no ha dejado de viajar en carros oficiales. Bueno, no lo hizo durante el gobierno Pastrana, aunque ahora parece que sí están (¡por fin!) de paños y manteles. Valdivieso renunció a la Fiscalía General de la Nación, confiando ciegamente en unas encuestas en las que luego se desvaneció. Luego pasó por la humillación de llegar encorbatado un sábado a ofrecerle su apoyo a Pastrana, para que éste le recibiera en chaqueta de Tommy Hilfiger. En las últimas elecciones a senado, se quemó. C. Ll de la F. fue director de El Espectador, al parecer uno no muy querido. ¿Y Antanas? Este renunció a la alcaldía de Bogotá, para regresar de nuevo a ella pidiendo perdón y "arrepentido", ha tenido sus sinsabores electorales, pero no deja de ser tan oportunista como cualquier otro político. Lo que realmente no tolero de Mockus es que él se refugie tras de su imagen de INTELECTUAL para justificar no sólo sus payasadas y planteamientos cuando actúa como político sino sus debacles personales: nunca olvidaré como en una entrevista que le hicieron en la televisión nacional como tras una cortina de palabras abstrusas justificaba la infidelidad cometida a su flamante esposa de apenas un año. Ningún otro político puede confesar una cosa así ante la prensa y salir impune. Eso le califica como sofista.

Lo afirmado aquí puede ser googleado para ser corroborado, aunque confieso que inexplicablemente ha sido más difícil en esta ocasión.
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