Otro Alto Para Reflexionar
Hola a Todos, Dr. sipmac se encontró con esto en El Tiempo del domingo 16/04/06. Se los transcribo letra por letra:
ALFONSO LLANO ESCOBAR, S.J.¿SE ESTARÁ DANDO ABUSO DE AUTORIDAD?‘Me rindo, me entrego’ (16 de Abril de 2006)
"Me rindo, me entrego". Así le dije al superior Provincial el domingo pasado cuando me comunicó la voluntad del señor obispo que suspendiera mi columna ‘Un Alto Virtual’, que venía enviando como correo privado a algunos amigos: "Me rindo, me entrego, hagan conmigo lo que quieran", le dije, como Jesús cuando lo secuestraron en el Huerto de Getsemaní, lo condenaron a muerte y lo crucificaron. Y Dios le hizo justicia exaltándolo a su diestra.
Hoy, precisamente, hace tres años, me ‘quebraron’ la columna ‘Un Alto en el Camino’ que venía publicando en EL TIEMPO desde hacía más de 25 años, por inexactitud en algunas expresiones. Tantas veces he dicho: la fe que salva no es la fe formulada en los credos y catecismos, sino la fe practicada, la fe vivida en Jesucristo, hombre verdadero que fue exaltado a la diestra de Dios Padre, fe que se vive en unión con la Iglesia según la tradición católica y apostólica.
En agosto de 2004 me pidieron de la revista Semana que escribiera un artículo sobre el futuro de la Iglesia en Colombia y en el mundo. Salió publicado el 27 de septiembre, pág. 164. Alguien le envió copia al señor obispo, quien se encontraba por entonces en Roma. Se quejó ante mi Superior General, quien, a vuelta de correo, me prohibió escribir en los medios de comunicación sobre Jesucristo y la Iglesia.
"Pueden encadenar mi cuerpo, pero la Palabra de Dios no puede ser encadenada" gritaba san Pablo desde la prisión, a Timoteo, su compañero de apostolado. 2 Tim 2,9. El día de mañana, cuando yo muera, alguien se encargará de publicar lo que ahora no me permiten, como en el caso de Teilhard.
Me quedaba todavía una pequeña movilidad y posibilidad de comunicarme: el e-mail.
Me cerraron el cerco y vino la última prohibición que me confina a las cuatro paredes de mi celda jesuítica. Venía, desde hacía un par de años, escribiendo una correspondencia privada (e-mail) con la explicita y repetida indicación de que no fuera reproducida en ningún medio impreso.
Image via WikipediaHacía comentarios sobre la situación de cierto ‘malestar’ que se vive en la Iglesia, y daba algunas orientaciones a los pocos amigos y amigas que me quedan para que pudieran hacer uso de su autonomía, reconocida por el Concilio Vaticano II, y de su derecho a disentir de la autoridad sin sentirse malos católicos ni privados de la Eucaristía.
Mi Obispo entró en manifiesto disgusto, llamó a mi superior Provincial, y este, al punto, de palabra y por escrito me comunicó que me quedaba definitiva y absolutamente cortada toda comunicación hablada y escrita con el público, lo cual incluía entrevistas por radio y TV y toda clase de escritos doctrinales. Fue entonces cuando le respondí: "Me rindo, me entrego, hagan conmigo lo que quieran".
¿Se estará dando abuso de autoridad? Así lo creen varios canonistas, amigos. Si hay algo que merece absoluto respeto es la conciencia y la libertad religiosa del creyente. Les recuerdo la doctrina de la Iglesia a este respecto. Al obispo cardenal de Washington, en 1970, quien suspendió de su ejercicio sacerdotal a 60 sacerdotes de su diócesis porque disintieron públicamente y en conciencia de la Humanae Vitae, le respondió la Santa Sede: "En el análisis final, la conciencia es inviolable y el hombre no puede ser forzado a actuar de forma contraria a su conciencia". Y le dio orden al obispo de levantar la sanción a los sacerdotes. Yo acudiría a la Santa Sede, pero estoy solo, y bien sé que me pisarían como a un bicho molesto.
Este último artículo que escribo, de despedida, lo escribo en conciencia, ante Dios que me ha de juzgar no sólo a mí sino a mis superiores.
Vivo en paz, creo estar cumpliendo la voluntad de Dios, recurro frecuentemente a la oración, que hago acompañando a Jesús en su agonía del huerto, ‘herido’ de muerte.
No guardo rencores ni amarguras, no me visita la depresión, ni alimento odios a nadie. Espero tranquilo el juicio final, por parte de la misericordia de Dios, que se llama Jesucristo.
Deseo, alegre y humilde, el encuentro definitivo, que ojalá llegue pronto, con el "Amigo" de siempre, mi amado Señor y Dios Jesucristo, en un abrazo que me hará feliz por toda la eternidad.
Mi último deseo es que pongan sobre mi tumba el siguiente epitafio: "Aquí descansan los restos de un hombre a quien la fe en Jesucristo lo hizo libre".
Now, sipmacrants!
Que alguien me corrija si me equivoco, pero ¿acaso los sacerdotes no tienen unos votos que cumplir?:
- Pobreza
- Castidad
- Obediencia (¿Me rindo, me entrego? No se espera menos)
¿Columna quebrada? ¿Pequeña movilidad? Parecía como si le estuviera buscando el quite a algo. No quiero que suene a burla, pero al columnista casi que le faltó el "Condenadme, que la historia me absolverá" No entiendo en parte el motivo del sufrimiento. Como Kuhn, Cardenal y otros, no sería el primer sacerdote que se saliera de la Iglesia... Público, ¿es cierto que Gonzalo Gallo está muy encarretado con las religiones orientales?
En todo caso sé desde una perspectiva secular que el saber aumenta el dolor. Incluso estudiando teología se puede pasar por eso.
Bueno, no tenía mucho que decir al respecto sino una cosa más: esto de ser blogger me ha domesticado. Antes las ideas me bullían en la cabeza, ahora lo he pensado mucho antes de ponerme a escribir algo para que quede de dominio público. Se nota en la frecuencia con la que escribo, ¿no? Me he echado para atrás en tantas cosas ya, a veces por falta de tiempo, a veces por no encontrar el tono mesurado que creo que debe tener el tratamiento del tema. Creo que las palabras que busco son responsabilidad y respeto. Yo soy un humilde blogger, ahora imagínense a un columnista del diario más influyente de Colombia... que también es sacerdote.
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