Cada vez que celebramos la chabacanería de las celebridades...

como las de Diego Armando Maradona, nos arriesgamos como público a tener que calarnos a otro Roman Polanski, con cara de yo no fui, y seguro en su fuero íntimo de no haber hecho nada malo. Mientras tanto, las víctimas quedan en el camino y sin ser vindicadas.



Dr. sipmac
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